Cuando se hace referencia a este mensaje ya la cosa va cuesta abajo, desciende el nivel, y está próximo referir las anécdotas de la Mili o similares. Es decir, estamos ante material de relleno. Su aparición es ciclica sin saber muy bien a que se deba su repentina e inesperada actualidad. (El ser humano conoce cuatro cosas, contadas, mal aprendidas y se pasa la vida, repitiendolas como los papagayos.)
«No es la enseñanza de libros lo que los jóvenes necesitan, ni la instrucción de esto o aquello, sino el endurecimiento de las vértebras para que sean fieles a sus cargos, para que actúen con diligencia, para que hagan las cosas- «llevar un mensaje a García».
Este entrecomillado es la esencia, el jugo del asunto, y para hacerlo digestible, lo visten a modo de historia con la necesidad de encontrar alguien capaz de realizar un trabajo con solvencia y completa disposición. Es decir que si lo pides corto de café, en vaso y azúcar moreno, se obre el milagro y no incumpla ninguna de tus solicitudes. Así de fácil, asi de sencillo, así de simple.
Luego, si además, tiene taladradora y es un manitas, mejor que mejor. O te hace una paella, pues venga.
Tiene todo esto algo que ver con la puntualidad, con la palabra (mantenerla), con ser consecuente, con una formación que está en el día a día, en tomar el café con la cucharilla fuera de la taza, recostada en el plato, con no hacer molinete con las llaves, en abrir la bolsa de chips con tijera y en el sentido natural del envasado del producto.